El tandilense cayó sin atenuantes ante el ruso que no le perdonó nada. Fue 6-3 y 6-4 para el eslavo que dio la gran sorpresa del certamen. Al argentino se lo notó cansado y por momento errático.
El año (consagratorio) de Juan Martín Del Potro no pudo terminar con todas las luces. Es que la final del Masters de Londres quedó en manos del ruso Nikolay Davydenko (6 del mundo) que con un tenis sólido logró ser el mejor entre los mejores.
¿Qué pudo haber hecho Del Potro para contrarrestrar la potencia de Davydenko? Tal vez, podría haber intentado jugar más abierto. Pero no mucho más. Sucede que el ruso no le dio demasiado margen tampoco y, además, el cansancio del que ya había hablado ayer el argentino quedó evidenciado cuando tuvo que sacar (obtuvo el 70% de los puntos con su primer servicio y apenas 33% con el segundo) y también en los puntos largos, donde su drive no pudo marcar diferencias. Aunque lo del ruso no admite discusión: jugó tres partidos en días consecutivos, complicados todos ellos, y hoy no mostró merma física alguna. Fue una máquina de tirar palazos y de correr.
Queda para Del Potro el consuelo de saber que si juega como lo hizo en el US Open y en algunos momentos de este Masters, el título de Maestro no tardará en llegar. Ahora tendrá tiempo para descansar y compartir con su familia. Pero un poco más lejos, en el horizonte, empieza a asomar el Abierto de Australia, una gran oportunidad para tomarse revancha.
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