Cuando los hinchas de Gimnasia vieron debutar al colombiano Marco Pérez, allá por fines de octubre ante San Lorenzo, lo primero que se les ocurrió fue cantar: "Y ya lo ve, y ya lo ve, ese es el hijo de Pelé..."
Ayer, pasados cinco meses de aquella tarde bautismal, ocho goles (siete son del Torneo Clausura) e infinidad de corridas atravesando defensas lentas para su velocidad, el hit fue: "Olé, olé, olé, olé, Negrooo, Negrooo".
"A mí me reconforta la alegría de la gente", dijo el destacado de la jornada rodeado de flashes. Y sonriente acotó: "Sobre todo cuando el equipo juega tan bien como hoy y yo tengo la suerte de marcar un doblete, cosa que no se da en todos los partidos".
El ex delantero de Boyacá Chicó (integra el seleccionado Sub 20 de su país), que llegó por expreso pedido de Leonardo Madelón, deslizó que "si me preguntan cuál de los dos goles me gustó más, se me complicaría y mucho la elección".
"En el primero sorprendí al arquero picándosela por encima del cuerpo; el otro también fue bonito porque cruzé al otro palo con mucha puntería".
De seguir inflamando redes los veloces pasos de Marco Pérez se irán en otra dirección al terminar el torneo. La opción fijada en su momento es realmente elevada para Gimnasia: si el Lobo pretende quedárselo, en junio deberá pagar nada más y nada menos que 2 millones de dólares.
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